Archivos Mensuales: noviembre 2014

Viviendo en una “montaña rusa” emocional

Las emociones cumplen una función esencial, son parte de nuestra vida. Sin ellas seríamos personas planas, como robots, es decir sin posibilidad de sentir y expresar alegría, tristeza, enojo, desazón, amor, entre otras y actuando desde automatismos.
La función a la que nos referimos, trata de entender a la emoción como una “señal de alarma” que desciframos para dar una respuesta, es una señal que indica si estamos siendo adaptativos a nuestro entorno.

Montaña rusa emocionalCuando experimentamos una fuerte combinación de emociones y gran intensidad de ellas en breve espacio de tiempo, podemos decir que existe una importante des-regulación que genera la sensación de altibajos emocionales, de ahí la metáfora de la “montaña rusa”. Situación que se opone al tan ansiado “equilibrio emocional” o sensación de estabilidad, y dónde las fluctuaciones existen de manera espontánea pero no generan desmesurada inquietud.

¿Quién no tiene días buenos y días peores?. Incluso estamos expuestos a recibir noticias que de un momento a otro nos puede generar una sensación de subidón o de bajón emocional.

Generalmente son los bajones los que generan un importante malestar a quien los experimenta y hay quienes por alguna circunstancia entran en esa dinámica de combinación entre subidones y bajones emocionales, con el consecuente desequilibrio.

Los subidones suelen ser descritos como una especie de “inyección de adrenalina” que invita a experimentar euforia y los bajones son el extremo opuesto, es la invasión de un estado de “abatimiento total”.
Las complicaciones:
El punto de partida de la complicación que nos resta estabilidad, empieza cuando en ocasiones no se cumple la función de “entender” o “interpretar” la emoción que nos embarga en un momento determinado. Lo que ocurre acto seguido, es que no respondemos en consecuencia, permitiendo que la emoción nos desborde y nos lleve a su ritmo e intensidad, sin posibilidad de control. Aquí las emociones dejan de ser beneficiosas y pasan a ser perjudiciales.
Todos podemos reconocer que la inestabilidad emocional hace sufrir mucho a quien la padece…y a quienes le rodean.
La mayor complicación, quizás resida en tener un estilo de personalidad caracterizado por la variación o altibajos emocionales, cuando ya no se trata de reacciones ocasionales que casi todos hemos experimentado alguna vez; cuando el tema pasa a tener categoría de trastorno. He aquí la importancia de una buena evaluación y aproximación diagnóstica. Por lo tanto es imprescindible poder aclarar de que tipo de des-regulación tenemos y para ello no hay mejor solución que ponerse en manos de un buen profesional de la psicología.
Algunas características que nos pueden servir de alerta:

Altibajo emocional La persona con inestabilidad emocional tiene muy poca tolerancia a la frustración y/o al estrés. No es capaz de funcionar bien cuando las condiciones de vida no las percibe del todo satisfactorias. Se des-regula frente a los reveses, dificultades, imprevistos o frustraciones de la vida diaria; reaccionando con irritabilidad e intensas emociones de tipo negativas, entre ellas, exceso de ansiedad, tristeza, ira, culpa, malestar. Por lo general se trata de una personalidad inmadura, con tendencia a la impulsividad, al exceso de preocupación y una agudizada impaciencia. Tiene tendencia a darse por vendida fácilmente pues su turbación ante la dificultad le impide evaluar los sucesos con objetividad, desarrollando rápidamente una escalada emocional.

¿Tiene tratamiento?

Por supuesto! La inestabilidad emocional tiene cura. La técnica psicoterapéutica de diferentes escuelas tiene buenas propuestas para abordar un tratamiento eficaz. Desde el aprendizaje de gestión emocional hasta el análisis de su origen. En Tiempo Terapéutico trabajamos en la interpretación del mensaje de las emociones y en la valoración de las reacciones. Para ello, tratamos a cada persona como única e irrepetible por lo tanto su proceso será peculiar y de acuerdo a las características y potenciales con que cuente.
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Imagen cedida por la artista Angie Ravelo.

©Tiempo Terapéutico