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Acompañar a la persona en el “malestar psíquico”

Suele ocurrir en casos más severos de malestar psíquico, entendiendo a éste como una “enfermedad mental”, que el tratamiento más común aplicado a la persona que lo padece, sea la medicación con psicofármacos.

No es raro que esto suceda, teniendo en cuenta que, los síntomas que aparecen en los cuadros agudos de psicosis en general (esquizofrenia, patología dual, etc.), son muy difíciles de sobrellevar por la propia persona que lo soporta, como también, por el contexto familiar y social.

Los psicofármacos tienen propiedades que permiten estabilizar o “controlar” estos síntomas “negativos” de la enfermedad mental.

psicofármacos--1024x650No obstante, una vez “contenidos” estos síntomas por la medicación, el paciente entra en un estado de somnolencia, lentitud, desconexión, en donde con frecuencia suele “estar” ocupando un lugar en la casa o centro de internación, como si de un mueble se tratara. La persona ya no “delira”, ya no “habla sola”, ya no “ve cosas raras”, pero tampoco es la persona que era antes de ese episodio y de esa medicación.

Me viene ahora a la mente, una anécdota que expuso un asistente a un seminario sobre el Acompañamiento Terapéutico, comentó que tenía un familiar al que habían ingresado con síntomas agudos de psicosis en un centro de Toledo, y que, tras la medicación y varios meses de ingreso, llevó la foto de este familiar “del antes del ingreso” y se la enseñó al médico psiquiatra a cargo del tratamiento.

Con tono de desesperación le dijo: ¡quiero que me devuelvan a éste de la foto!.

Lamentablemente el familiar del paciente desconocía que, parafraseando a Heráclito de Éfeso “No nos bañamos dos veces en las aguas de un mismo río, ni siquiera una vez.”, es decir, todo está en un cambio incesante, el universo y los que habitamos en él, y no se le podrá “devolver” al familiar ingresado como era antes.

Pero, pensarlo de una manera tan “filosófica” no puede ser una respuesta de un profesional, al familiar de alguien a quien le ha ocurrido esto. Además, este “pase” al estado de “desconexión” del paciente, muchas veces (por no decir todas), suele estar provocado por los mismos psicofármacos que ha tenido que consumir, para sofocar estos “delirios”, “alucinaciones”, etc. Queda a criterio de quien lo ve, si es “peor el remedio que la enfermedad”.acompañar2

Por este motivo es más prudente, que la medicación se vaya controlando, esto es: cambiando, modificando, regulando, etc., por parte del profesional psiquiatra que lleva a cabo el tratamiento.

También es oportuno que el profesional que atienda a esta persona, tenga idea al menos, de lo que significa  “higiene mental” o “Psicohigiene”, y que tome en cuenta al paciente como un sujeto en un contexto familiar y social y al equipo de trabajo que lo atiende: psiquiatra, psicólogo, enfermero, acompañante terapéutico, etc. como un dispositivo interdisciplinar.

Existen alternativas terapéuticas que pueden acompañar el proceso del malestar psíquico de la persona, esté medicada o no, como por ejemplo el llamado “Acompañamiento Terapéutico”. Éste es un dispositivo que junto con el tratamiento psiquiátrico y psicológico, acompaña al paciente, en su vida o tareas diarias, tratándolo como un sujeto que “desea” como cualquier persona,  también,  al que se le tiene en cuenta, no se le discrimina y que convive dentro de la familia y la sociedad “a pesar” de lo que le ha ocurrido.

Muchas veces por desconocimiento de estos tipos de tratamientos, los familiares no saben cómo actuar frente a estos casos, y tampoco los centros de salud suelen recomendarlo, por eso es bueno difundirlo y enterarse cómo poder acceder a él.

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Para saber si la persona puede tener un Acompañamiento Terapéutico, es necesario que la familia o la propia persona que lo solicite, haga la consulta a un psicólogo que lo pueda  orientar en este tema.

 

Lic. María Elena Custidiano Maidana

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El Trastorno Psicosomático

Las personas que lo padecen se quejan por una serie de dolencias y síntomas físicos que tras la evaluación médica queda descartado el origen fisiológico y por lo tanto hay que orientarlo hacia lo psicológico.

Por lo general estas personas tienen la convicción que su enfermedad es real porque así la sienten y la sufren, lo cual dificulta pensar que el origen sea de naturaleza psíquica. Además la sintomatología suele ser recurrente, interfiriendo en varios ámbitos de su vida.

Históricamente, la medicina se ha enfrentado a diferentes posiciones respecto a cómo abordar ciertas enfermedades. En sus orígenes buscaba la lesión fisiológica pero más adelante fue adoptando una concepción más global de la persona, es decir que incluía el temperamento y otras manifestaciones como la conducta y las actitudes.

Desde entonces, esta concepción que reúne lo psíquico y lo somático (psique y cuerpo) ha ido cobrando fuerza e importancia. Actualmente se puede afirmar que una enfermedad o trastorno emocional que no se soluciona puede terminar transformándose en una enfermedad física.

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Antecedentes:

Un antecedente de este trastorno tiene que ver con una niñez expuesta al padecimiento de alguno de los padres o cuidadores, de una enfermedad o enfermedades reales o no. Así, a temprana edad se aprende a “usar” los síntomas como expresión de un  conflicto que no se reconoce y por lo tanto no se expresa a través de la palabra.

Las primeras consecuencias es la obtención de beneficios como atención, muestras de afecto y compasión, evitación de responsabilidades, de situaciones que requieren esfuerzo; consecuencias que pasarán a configurarse como parte de la estructura psicológica de la persona.

Otro antecedente tiene que ver con el aprendizaje de reprimir la expresión de las emociones y sentimientos, y es que ciertos pensamientos que pueden representar matices de agrado o desagrado se llegan a silenciar. Esto es que no se puede tolerar las sensaciones que producen. De esta manera sólo se consigue negar o no exteriorizar los conflictos y afectos derivados. Y como se encuentran impedidas de  reconocimiento, nuevamente estamos frente a la imposibilidad de ser simbolizadas con la palabra; es así que directamente pasan a ser escenificadas en el cuerpo a través de síntomas físicos.

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No es frecuente que a la consulta llegue una demanda directa de padecimiento psicosomático, por lo general hay otro tipo de necesidad visible (consciente) como el consultar por malestares propios de un conflicto del que no se sabe salir o pensamientos recurrentes de algo que no se entiende pero que se sospecha que es algo que necesita ser  comprendido.

Los síntomas psicosomáticos aparecen dentro del discurso cuando dejamos que el paciente relate lo que le acontece, es decir, como algo accesorio y no central de su queja.

En este tipo de personas por lo general observamos un común denominador: antecedentes de abuso, maltrato o negligencia de sus cuidadores a tempranas edades y que por falta de “elaboración psicológica” (reflexión, comprensión) estos episodios terminaron manifestándose de alguna manera.

Para indagar a fondo las particularidades de cada consultante es importante realizar una buena evaluación y un diagnóstico diferencial y por tanto hay que descartar si se trata de un trastorno de somatización, de dolor, de conversión o hipocondría. En todo caso, cualquiera sea la forma en que se presenten los síntomas hay que tener en cuenta que es un pedido de ayuda.

¿Qué puede hacer la psicoterapia?

produccion-cientificaLa psicoterapia pretende con su técnica, captar, procesar e interpretar los síntomas como si fueran cualquier otro sistema de comunicación; ya que los mensajes del cuerpo pueden ser entendidos como un lenguaje que expresa, comunica, dice. Y como los sucesos pueden ser de índole desagradable, doloroso, intolerable, pueden llegar a des-ajustar el habitual funcionamiento de la unidad “mente-cuerpo”..

Los estados de ánimo son en gran medida una expresión emocional y por lo general se exteriorizan y registran en el cuerpo, llegando a ser capaces de alterar procesos físicos. Así, cuando hablamos de  algún “dolor corporal”, tenemos que aprender a discriminar  el estado emocional.

Si enfocamos a las enfermedades como un lenguaje, podremos “oírlo” e interpretarlo además de comprender la intencionalidad con que se expresa. Esta es nuestra labor primordial. Oír los mensajes que el paciente nos transmite, tanto los verbales como los “no verbales”.

Algunos autores de la escuela psicoanalítica han ido más allá y señalado que existe la posibilidad de que las “fantasías inconscientes” respecto a sentimientos vividos en el cuerpo como el hambre, el vacío, o el dolor, están ligadas a experiencias maternas tempranas y que el impulso a enfermar tiene que ver con mecanismos defensivos para proteger al yo de estos sentimientos nada gratos.

Las disfunciones aparecen cuando las emociones no consiguen expresarse y la energía que estas tienen, se quedan encerradas en el organismo. Esto explicaría por ejemplo enfermedades como la hipertensión, las úlceras, el asma, la artritis, la dermatosis neuronal, insomnio, entre otras. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores antes de ser concluyentes en un diagnóstico de trastorno psicosomático.

Por ejemplo, los rasgos de personalidad, el grado de vulnerabilidad frente al estrés y al ambiente que le rodea, su situación familiar,  laboral y sentimental. Si se trata de una persona con recursos y posibilidades; grado de satisfacción y actitud frente a la vida. Es decir, todo aquello que pudiera estar interfiriendo y desatando el mal-estar.

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Nuestro trabajo terapéutico apuntará a la adquisición de conciencia emocional, a la activación del reconocimiento de experiencias emocionales internas, a la estimulación del pensamiento, al reconocimiento y refuerzo de la propia valía y de la capacidad de resiliencia,  a la superación de dificultades en las relaciones interpersonales,  y sobre todo hacia la expresión verbal y simbólica de los conflictos. Todo ello hará que se adquiera una importante regulación emocional.

 

Lda. Lilian Suárez Bengoa

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CIBERBULLYING, EL MAL-TRATO ENTRE ESCOLARES POR REDES SOCIALES

 

El Bullying es un maltrato que se caracteriza por acoso, intimidación, vandalismo y violencia entre los escolares. Dicho comportamiento es una realidad que ha venido existiendo a lo largo del tiempo. Creo que no hay un adulto que no recuerde durante su etapa escolar, algún compañero de clase del que se burlaban o molestaban como “punto fijo” o desde el otro lado, el compañero que era el “matón” con el que nadie se metía, todos lo respetaban y hasta le tenían miedo.  Sin embargo, hoy está situación continúa y ahora el maltrato no sólo se da en el interior del colegio, sino a través de redes sociales, los llamados ciberbullying, que es el uso de la internet en páginas como facebook, instagram, snapchat, telefonía movil, videos juegos on-line principalmente, para acosar psicológicamente a sus pares; identificándolo con nombre y apellido para insultarlo o burlarse; subiendo algún video para darle mayor intimidación.

Bonnie Leadbeater y otros colaboradores de la Universidad de Victoria, BC, Canadá, realizaron una investigación sobre intimidación en la adolescencia, sea esta física como psicológica, concluyendo que estaría directamente relacionada con problemas de salud en la adultez.   Dicho estudio fue realizado durante diez años a 662 jóvenes entre los 12 y 19 años, quienes se quejaban de diferentes síntomas somáticos recurrentes como  dolor de cabeza, mareos, dolor de espalda, insomnio y, dolor abdominal;  seguidas de ansiedad,  depresión y, pobres conceptos de sí mismos.  De acuerdo a dicho estudio, las señales que delatan el sufrimiento del acosado varían notoriamente, teniendo adolescentes que continuamente se quejan en casa de no sentirse saludables, a fin de no asistir a clases, hasta mal dormir, o escasa atención y concentración en clases.

Alanna D. Hager, coautora de la misma investigación concluye que los niños sufren un mayor acoso físico que las niñas, sin embargo el porcentaje de acoso emocional es similar.   Asegura que los problemas de salud van a interferir con varios aspectos de la vida, incluyendo el desempeño académico y laboral, satisfacción de la relación, el éxito económico y los resultados de salud más graves.   En resumen, el informe concluye que el maltrato entre pares genera cambios desfavorables en los procesos biológicos, emocionales, conductuales y sociales, que con el tiempo pueden dar lugar a problemas de salud tanto físico como psicológicos.        (Referencia de la Investigación: The Nature and Frequency of Cyber Bullying Behaviors and Victimization Experiences in Young Canadian Children; Brett Holfeld y Bonnie J. LeadbeaterUniversity of Victoria, British Columbia, Canada).  

Psicóloga Psicoterapeuta Adriana Soto V.

Atención on-line y presencial

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Skype: Adriana psicóloga Tiempo Terapéutico

MODELO DE CRIANZA DE LOS HIJOS

Para muchos padres, la noticia de embarazo del primer bebé les resuena como un milagro; sobre todo si para conseguirlo, fue un camino largo y doloroso; frente a esto, la familia entera se movilizará con la llegada de este nuevo ser, y quieran o no, se verán involucrados en la crianza.  Para ello, los nuevos padres adoptarán diferentes enfoques de crianza, de acuerdo al estilo de vida que lleven.  Algunos buscarán consejos en sus propios padres, amigos con más experiencia, pediatras y hasta expertos en el tema.   Es probable, que encuentre un autor de crianza que refleje sus expectativas o que no les apoye en el estilo elegido; sin embargo, no significa que estén equivocados en este quehacer, sino que vean las cosas de manera diferente.

Joan Raphael-Leff, psicoanalista, Británica, y, especialista perinatal, nos dice que algunos padres y sobretodo las madres, parecen dividirse, a grandes rasgos, en dos polos opuestos, adoptando crianzas de tipo extremas:  por un lado, ellas se adaptan a sus bebés y por otro, hacen que sus bebés se adapten a ellas.   A estos padres, los llamó Facilitadores y  Reguladores.  Sin embargo, existe un gran porcentaje, que caen en el medio de estos dos extremos, denominándolos Reciprocadores, siendo posiblemente la opción más sensata y psicológicamente más saludable.

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La madre facilitadora considera el nacimiento como si fuera un encuentro con el ser amado

1.-  LOS FACILITADORES:  Son aquellos padres, que tienden a dedicarse exclusivamente a la crianza para complacer todas las demandas y caprichos del bebé;  a tal punto de sacrificar sus propios deseos.   Una madre facilitadora, recibe la maternidad como un acontecimiento gratificante y muy esperado por ella, lanzándose de lleno en el proceso, tanto así que, tempranamente, usa ropa de maternidad, disfrutando de toda atención especial.  Toman contacto con el bebé desde el embarazo, sintiéndolo como parte de ella misma, motivada por la creencia que existe una comunión y comunicación especial entre ellos.  Planean un parto natural tanto como sea posible, con el deseo de minimizar cualquier trauma que pudiera ocasionar su llegada, considerando el nacimiento, como si fuera un encuentro con el ser amado.   Ante la llegada del bebé, la madre opta por dejar de trabajar, buscando fusionarse con él, como queriendo volver a su estado prenatal,  creyendo tener la capacidad intuitiva tan desarrollada que interpreta, dentro de ella, todas sus necesidades.  Se vuelve muy sensible frente a esta crianza, ya que mantiene un cordón umbilical invisible entre ambos; envolviéndose junto a él dentro de una burbuja exclusiva, donde no permite un tercero en esta relación.  Se dedica a descifrar y satisfacer a su bebé por completo, amamantándolo a libre demanda día y noche, alargando el destete hasta los dos años o cuando se inicie por sí mismo.  Suele tenerlo en brazos, manteniendo una vigilancia muy cercana, tanto así que es llevado a la propia cama matrimonial, donde pospone su vida sexual, para dedicarse de lleno en sus demandas nocturnas, dejando que el padre duerma en otra habitación.    Esta dinámica se vuelve tan sensible para ella, que el dormir del bebé, lo siente como si fuese una separación, añorando que se despierte para reestablecer la añorada fusión prenatal, percibiendo esta crianza como la culminación de una experiencia femenina, determinada a no querer separarse de él, para unirse a su bebé simbióticamente.

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             La madre Reguladora centra su vida lejos de su Bebé 

2.-  LOS REGULADORES:    Opuestamente a los facilitadores, son padres que se centran en conseguir que sus bebés se adapten a una rutina, que haga la vida más predecible y estructurada para ambos.  La madre reguladora piensa la maternidad como una etapa más de la vida, tomándola como una labor exagerada que es promovida por una sociedad machista donde esperan que las madres se sumerjan en labores domésticas.   Esta madre reguladora, no parece importarle separarse de su bebé  a quien supone como un extraño que irá conociendo conforme su crecimiento, por lo que el destete lo hace muy temprano.  Piensa como premisa, que el neonato vaya socializándose, por lo que,  le introduce, varias  personas para que asuman la tarea, dando por errado que la madre sea la única fuente de cuidado; ya que, asegura que la maternidad no es innata, sino una destreza adquirida y aprendida.   Asegura que el neonato no diferencia entre quienes lo cuidan, por ello, los cuidadores sustitutos deberán establecer una óptima regularidad: en el cumplimiento de horarios con la alimentación, baño, sueño, etc., así como también, requiere sea dejado en contenedores como cochecitos y/o mecedoras durante el día y cunita o su propio dormitorio durante la noche, de tal manera, de tener un mejor control y cierta libertad, donde sentirá mayor seguridad  ella y su bebé.  Es así, que a la hora de alimentarlo, lo hace de manera regular, dejando mamaderas suplementarias para que sean dadas en su horario.   Una vez que el bebé se ha adaptado a la rutina, la proximidad de la madre reguladora hacia él, no es imperativa, sin embargo, acuerda con los cuidadores, cuándo el bebé llora genuinamente o cuándo lo hace simplemente para molestar y si determina que es así, lo dejará llorando hasta que se canse.   En esta estructurada crianza, que se mide más en semanas que meses, la madre reguladora reportará que el bebé, a muy temprana edad, duerme toda la noche, cumpliendo con el objetivo de adaptarlo a la rutina de la casa.  En este contexto, esta madre está más enfocada en sí misma y en lograr intereses profesionales o de otra índole; centrando su vida lejos de su bebé, ya que no se ve  como un elemento esencial en la existencia de su hijo.

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La madre reciprocadora cree en la compañía y el respeto recíproco.

3.-  LOS RECIPROCADORES:   Así como la madre facilitadora se adapta a su bebé, y la reguladora espera que el bebé lo haga, la reciprocadora pareciera ocupar un lugar intermedio entre ambos comportamientos; percibe al bebé como una persona completa y con múltiples facetas, que fluctúa entre diferentes estados de alerta que van determinando su nivel de interacción con ella, planteándole una constante negociación.   Esta madre reciprocadora, involucra al padre en la crianza, considerando a su bebé como separado, extrovertido y sociable, capaz de formar relaciones y de procesar sus demandas.  Lo percibe como un infante que puede compartir emociones similares con los padres, considerando que, pueden aprender a entender a su bebé y que pueden ser entendidos; es decir, cree en la compañía y el respeto recíproco.   Esto es, que tanto las necesidades del bebé, como ellos y el resto de la familia  merecen una consideración total.  En otras palabras, las necesidades del bebé no siempre serán prioritarias, ni tampoco que la familia se adapte a su ritmo.  Cree en la adaptación recíproca, evaluando tanto las rutinas diarias y fluctuaciones hogareñas como el desarrollo y estado emocional del bebé.   Con frecuencia los padres reciprocadores, buscan mantener a todos de igual manera en sus mentes, reconociendo potenciales errores que pudieran ocurrir y reflexionando para obtener posibles soluciones a las situaciones, que los pueda ayudar a retomar su curso preferido.

Los padres por lo general, darán buenas razones para escoger un estilo de crianza que le haga más sentido con la vida que llevan; por ejemplo, una madre dirá que ha luchado durante años con la infertilidad, y por ello, quiere dedicarse totalmente a su bebé y olvidarse de sus propias necesidades, hasta que su bebé crezca; en este caso será una madre facilitadora.    Así como también, aquella que tiene varios hijos, y porque necesita obtener ingresos, probablemente, tendrá que ser mamá Reguladora.  La mayoría de los padres utilizan ambos estilos de crianza, pero el extremo de cada lado tiene sus problemas.  ¿Cuáles son las consecuencias de criar hijos en estos modelos extremos?  ¿Qué hay detrás de los padres facilitadores y reguladores? ¿cuáles son los verdaderos sentimientos que esconden con estos comportamientos extremos?  ¿Que hace que la madre facilitadora no quiera separarse de su bebé? ¿Qué hace que la reguladora no quiera mantener un vínculo más cercano?  Todas estas preguntas y muchas más surgen desde estos comportamientos extremos, cuyas respuestas están dentro de cada uno de estos padres, que han visto desde la zona confort esta manera de criar a sus hijos; sin embargo, verdaderos conflictos internos no resueltos, los llevarán en algún momento de su vida al colapso, por lo que, esperemos que, más temprano que tarde, este hijo, a través de alguna conducta preocupante para ellos, los lleve a buscar ayuda psicológica.

Psicóloga Adriana Soto Vega

Atención on-line y presencial

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Por qué me duele tanto esta ruptura

Tu teoría es cierta. Te duele porque estabas enamorado.

Pero solo parcialmente cierta.

 

En la deriva de la relación de pareja y en nuestra manera de sobrellevar una ruptura, influyen muchos factores, no solo el amor que sintamos. Nuestra autoestima, la dependencia, nuestras experiencias pasadas, nuestras expectativas y también nuestros patrones vinculares. Analicemos uno por uno:

 

Las trampas del ego

Es muy humano que, en una relación amorosa que nos lo esta poniendo difícil, la primitiva imposición que tiene nuestro ego de “ser elegido” despierte y nos enganchemos al juego de “una de sal y otra de arena”.

Como-superar-ruptura-sentimentalEl mismo resorte se activa si te dejan, sobretodo si es inesperadamente. Aparte del sufrimiento propio de tu amor y tu expectativa, sentirás un profundo golpe en tu autoestima. Te sentirás, profundamente, “no elegido”. Sobre todo si hay una tercera persona. En ese caso el ego posará su atención en dicha persona y caerá en la peor de sus trampas: Compararse. Rápidamente llegará a conclusiones tipo “es que el o ella es mejor X que yo”, o “no he sido suficiente para el/ella”. Son solo creencias, que suelen emerger por asociación con creencias previas. No son objetivas, pues no hay dos personas ni dos momentos comparables, sino sinergias y gustos.

Pero el ego se engancha a ese tipo de conclusiones y, por si fuera poco, las generaliza a los otros campos de nuestra vida. Así, la ruptura se hace verdaderamente difícil.

La buena noticia a este respecto es que la experiencia y el trabajo personal ayudan al ego a poner perspectiva y cesar el autocastigo.

 

Las expectativas

Nos sirven para planificarnos, dirigirnos hacia nuestros objetivos y sobretodo, vivir en paz en el presente presintiendo un futuro seguro y prefijado. Las expectativas son necesarias.

Sin embargo la vida es imprevisible y, sobre todo en la cultura occidental, nadie nos enseña a contemplar el cambio ni a prepararnos para caminos inesperados y desconocidos. De ahí que toleremos tan mal que no se cumplan nuestras expectativas. Cuanto más hemos proyectado en la relación, más duele la ruptura, estemos enamorados o no.

Apostar todo a una expectativa implica que cualquier otra cosa que ocurra será considerada como una jugarreta del destino. Cuando la expectativa de que “esta relación es la única posible para mi” tiene tanto peso, enfrentarse a su cancelación se hace muy arduo.

71838_376297252467516_2027910831_nAdemás, en muchos casos, las convenciones sociales se asumen como expectativas propias, tipo “ya tengo edad de tener hijos”, “todas mis amigos están casados, debería tener novio/a”, etc. Estas expectativas introyectadas nos llenan de angustia, al ofrecernos solo una opción vital aceptable, en una vida que sigue teniendo el mismo componente de incertidumbre que cuando teníamos 20.

Las expectativas se viven como verdades incuestionables y, sin embargo, ¡cuantas veces hemos oído, o hemos dicho, que aquella ruptura tan horrible fue finalmente una bendición! Solo el paso de los años nos permite ver que los desenlaces que nos impuso la vida no eran tan malos como parecían, sino todo lo contario.

 

Nuestros primeros vínculos

Los primeros vínculos de nuestra vida, generalmente con padres y hermanos, nos enseñan a “amar”, pero a su manera. Años después, sobretodo en la pareja, se reviven estados que desde aquellos primeros años no experimentamos. La fascinación, la fusión, la decepción, o la desesperación.

Nuestros patrones de comportamiento en pareja derivan en gran medida de nuestras vivencias más antiguas y estructurales. Es por ello que cuesta tanto cambiar nuestros patrones de conducta en  pareja, aun cuando logramos cambios trascendentales en trabajo, amigos o familia.

Durante los primeros años de vida, el niño idealiza inevitablemente a sus mayores, sean padres, abuelos, o hermanos. Ser elegido y validado por ellos es una necesidad tan básica en el pequeño como comer o respirar. Es en esos primeros años cuando viene la angustia de separación, y sentimos que somos abandonados a una deriva insoportable cada vez que se van nuestros referentes. Más adelante viene la decepción, pues la vida nos demostrará que nuestros mayores no son perfectos. Esa decepción será crucial para que se desarrolle en nosotros una identidad individual, pero será muy dolorosa.

Toda esta introducción para explicar que, cuando nos enamoramos, el proceso de idealización es muy parecido a cuando niños. Y cuando la relación se degrada, la vivencia de la decepción o el abandono, también lo son. Cuando sentimos en una ruptura que morimos, que nos quedamos en el abismo, reactivamos una sensación experimentada en el pasado, posiblemente ya olvidada. Una sensación de desintegración, de fin del mundo. Si en nuestros primeros vínculos se dieron situaciones de gran desamparado, es probable que en las primeras rupturas de pareja se reactiven esos picos tan altos de desesperación.

Lo positivo de todo esto es que superar con éxito la ruptura y reencontrarnos a nosotros mismos en el proceso, nos puede ayudar a integrar y sanar esas primeras heridas.

 

En definitiva, es imposible superar sin dolor una ruptura, pero si conseguimos discernir qué parte de nuestro sufrimiento proviene del ego, de nuestras expectativas, y de nuestras heridas pasadas, el proceso será mucho más llevadero. Respecto al amor que sentíamos, nuestro aliado será el paso del tiempo, y es una suerte, porque el tiempo nunca se detiene.

 

Rocío Carballo

Psicóloga psicoterapeuta – 645.54.65.65 –

Terapia presencial (Madrid centro) y on-line

www.rociocarballo.com

¿QUÉ ES REEDUCACIÓN DE ESTRÉS BASADO EN MINDFULNESS?

Mindfulness  

Algunos de los beneficios basados en Mindfulness:

  • Sustancial mejoría en la detección de estímulos estresantes y en la reducción de los niveles de estrés y ansiedad
  • Disminución de la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca.
  • Favorecer el descanso más profundo.
  • Alivio y estabilizador de las enfermedades y el dolor crónico.
  • Incremento de la concentración, la atención y la conciencia.
  • Una sustancial mejoría en la toma de decisiones, así como en la estimulación y en la creatividad.
  • Promoción del bienestar general de la persona.

Existe un protocolo, que fue desarrollado a finales de los años 80 en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts., por el doctor John Kabat Zinn.

El programa en Mindfulness es una intervención psico-educativa, que tiene como finalidad, desarrollar habilidades para enfrentar de manera sana y adaptativa, las diversas dificultades de la vida, en particular condiciones de estrés, enfermedad, dolor físico y emocional. Es una de las intervenciones complementarias y alternativas reconocidas por el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE UU, dentro de la denominada medicina mente, cuerpo.

Mindfulnes se nombraría en castellano, Conciencia plena, que consiste en una forma especial de prestar atención, conscientemente, al momento presente, y suspendido de juicios.

Al principio de ponerlo en práctica, seremos capaces de observar la facilidad que tenemos para que nos aparezcan otros pensamientos diferentes al que estamos practicando, pero lo importante de esto, no es juzgarlos, sino aceptarlos y tratar de volver a la práctica, sin crearnos ningún tipo de juicio.

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Las aplicaciones terapéuticas aborda un amplio espectro de trastornos psicológicos entre los que se incluye: la ansiedad, el tan popular, Trastorno de déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), enfermedades crónicas, enfermedades de piel, alergias, trastorno límite de personalidad, etc.

Los objetivos que se pretenden, al realizar de manera constante la práctica son:

  • Enfatizar la capacidad de “parar y ver antes de actuar” para aprender a “responder en vez de reaccionar a los acontecimientos”.
  • Aplicación en lo cotidiano para mejorar la calidad de vida y el bienestar físico y psicológico.
  • Reforzar habilidades personales, en cuestión de actitud, atención, comunicación y regulación emocional.
  • Tener una mayor presencia y conexión con las personas, es decir, nos ayuda a ser más empáticos, tener mayor confianza en nosotros y ser capaces de tomar decisiones de manera serena.

Ya que seremos capaces de ir identificando a través de la auto-observación y de la auto-exploración, hábitos y patrones que generan y perpetúan el estrés, tanto en el ámbito personal, como en el interpersonal.

Pero para poder llegar a sentir todo esto, es muy importante crearse un compromiso con la práctica individual.

Sara Martínez Montejano

Psicóloga clínica

Tlef.:+34 666460124

Email: saramartinez@tiempoterapeutico.es

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¿Por qué es tan importante dormir?

Porque el sueño cumple diferentes funciones en nuestro sistema nervioso.

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Las principales funciones:

• Permite gestionar la energía química del cuerpo y la reposición de la misma.
• Regula el estado anímico y la ansiedad.
• Permite consolidar los aprendizajes realizados durante el día y su memorización.
• Cuando dormimos regulamos la temperatura del cerebro lo que permite que se preserven sus funciones.
• Al dormir también eliminamos las sustancias nocivas que produce nuestro cerebro durante la vigilia.
• Mientras dormimos se produce la reparación de los tejidos del cuerpo. Por ejemplo, se metaboliza la melatonina, hormona responsable de la oxidación (es decir, del envejecimiento del cerebro y otros órganos).
• Durante la fase embrionaria (desarrollo pre-natal) se hace posible el modelado del cerebro (plasticidad y especialización de áreas).
Los neurocientíficos que estudian la actividad del cerebro, describen cinco fases por las que pasamos mientras dormimos:
1. Somnolencia,  es el primer estadio y es cuando cerramos los ojos y sentimos que nos quedamos dormidos. Empieza a producirse la relajación muscular y la ralentización de la respiración.

2. Sueño superficial,  es decir que el sueño no es reparador pero empiezan a bloquearse todos nuestros sentidos. La actividad que se registra eléctricamente son ondas largas y regulares.

3. Sueño medianamente profundo,  todas las funciones del organismo están ralentizadas mientras las ondas cerebrales aumentan en longitud y lentitud. Si despertamos en esta fase, sería con desorientación.

4. Sueño profundo,  es la fase del sueño reparador tanto en lo físico como en lo psíquico. Es un estado de inconsciencia. La actividad cerebral muestra ondas muy largas y suaves.

5. Sueño REM, (Rapid Eye Movement), es la fase del sueño en la que se produce un cambio en la actividad cerebral, se acelera la respiración y el flujo sanguíneo del cerebro. Se trata de una actividad similar a la de una persona despierta. Sin embargo la persona está totalmente dormida y si acaso la despertamos puede que nos cueste y que nos diga que “estaba soñando”. Lo que caracteriza esta fase son los sueños intensos, ricos en contenido, en sensaciones, fantasía y muy coloridos.

fases_del_suenoPasados diez minutos del sueño REM, se vuelve a las fases anteriores (conocidas como NO REM) las que se irán turnando con el REM durante toda la noche. Un ciclo completo de REM y NO REM dura unos 90 minutos.
Un recién nacido solo tiene dos fases, la del sueño profundo y la REM que ocupa la mitad de su sueño. Con el paso de los años la fase REM disminuirá. Un adulto tiene alrededor de un 25 % de sueño REM y a medida que envejecemos se reducirá aun más.
Un importante alcance a tener en cuenta es que cada ciclo de sueño dura aproximadamente 90 minutos, es decir que el conjunto de fases descritas se dan en ese período de tiempo; por esta razón, cuando programemos nuestro tiempo para dormir sería conveniente considerar los múltiplos de 90 minutos.

Profilaxis del sueño: (prevenir, preservar y cuidar)
Para cuidar algo hay que conocer su valor y en el caso del sueño, cuanto más sepamos sobre él, las posibilidades de preservarlo aumentan.
Basándonos en las investigaciones sobre los ciclos del sueño, podemos decir que la clave para despertarnos despejados es, hacerlo justo cuando acaba un ciclo de sueño y empieza otro, es decir, hacerlo en la etapa inicial de sueño “ligero”.
Es importante tener en cuenta que si interrumpimos un ciclo estamos rompiendo o desvirtuando el esquema de nuestro descanso. Por ejemplo, si despertamos en la fase en la que nuestros receptores sensoriales están desconectados para proporcionar descanso al organismo (fases 3 o 4), nos sentiremos desorientados y cansados; mientras que el despertar en la fase de sueño ligero no ocasiona desestabilización.
En el caso de las siestas, es recomendable que sean breves, de unos 20 minutos aproximadamente, que no supere los 30, así tendremos más posibilidad de despertar frescos y con ganas de realizar nuevas actividades. Si por el contrario hacemos siesta muy larga, no será beneficiosa porque el interrumpir ciclos más profundos ocasionará un despertar con sensación de torpeza, cansancio y sueño.

Insomnio
En cuanto a las condiciones para dormir, es también importante tener en cuenta la oscuridad, ya que permite la síntesis de la melatonina. La falta de sueño intoxica y debilita al cuerpo al punto de afectar funciones vitales como el sistema inmunitario o el sistema nervioso además de generar alteraciones emocionales.

Próximamente abordaremos el insomnio como complemento de éste artículo.

© Tiempo Terapéutico

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Viviendo en una “montaña rusa” emocional

Las emociones cumplen una función esencial, son parte de nuestra vida. Sin ellas seríamos personas planas, como robots, es decir sin posibilidad de sentir y expresar alegría, tristeza, enojo, desazón, amor, entre otras y actuando desde automatismos.
La función a la que nos referimos, trata de entender a la emoción como una “señal de alarma” que desciframos para dar una respuesta, es una señal que indica si estamos siendo adaptativos a nuestro entorno.

Montaña rusa emocionalCuando experimentamos una fuerte combinación de emociones y gran intensidad de ellas en breve espacio de tiempo, podemos decir que existe una importante des-regulación que genera la sensación de altibajos emocionales, de ahí la metáfora de la “montaña rusa”. Situación que se opone al tan ansiado “equilibrio emocional” o sensación de estabilidad, y dónde las fluctuaciones existen de manera espontánea pero no generan desmesurada inquietud.

¿Quién no tiene días buenos y días peores?. Incluso estamos expuestos a recibir noticias que de un momento a otro nos puede generar una sensación de subidón o de bajón emocional.

Generalmente son los bajones los que generan un importante malestar a quien los experimenta y hay quienes por alguna circunstancia entran en esa dinámica de combinación entre subidones y bajones emocionales, con el consecuente desequilibrio.

Los subidones suelen ser descritos como una especie de “inyección de adrenalina” que invita a experimentar euforia y los bajones son el extremo opuesto, es la invasión de un estado de “abatimiento total”.
Las complicaciones:
El punto de partida de la complicación que nos resta estabilidad, empieza cuando en ocasiones no se cumple la función de “entender” o “interpretar” la emoción que nos embarga en un momento determinado. Lo que ocurre acto seguido, es que no respondemos en consecuencia, permitiendo que la emoción nos desborde y nos lleve a su ritmo e intensidad, sin posibilidad de control. Aquí las emociones dejan de ser beneficiosas y pasan a ser perjudiciales.
Todos podemos reconocer que la inestabilidad emocional hace sufrir mucho a quien la padece…y a quienes le rodean.
La mayor complicación, quizás resida en tener un estilo de personalidad caracterizado por la variación o altibajos emocionales, cuando ya no se trata de reacciones ocasionales que casi todos hemos experimentado alguna vez; cuando el tema pasa a tener categoría de trastorno. He aquí la importancia de una buena evaluación y aproximación diagnóstica. Por lo tanto es imprescindible poder aclarar de que tipo de des-regulación tenemos y para ello no hay mejor solución que ponerse en manos de un buen profesional de la psicología.
Algunas características que nos pueden servir de alerta:

Altibajo emocional La persona con inestabilidad emocional tiene muy poca tolerancia a la frustración y/o al estrés. No es capaz de funcionar bien cuando las condiciones de vida no las percibe del todo satisfactorias. Se des-regula frente a los reveses, dificultades, imprevistos o frustraciones de la vida diaria; reaccionando con irritabilidad e intensas emociones de tipo negativas, entre ellas, exceso de ansiedad, tristeza, ira, culpa, malestar. Por lo general se trata de una personalidad inmadura, con tendencia a la impulsividad, al exceso de preocupación y una agudizada impaciencia. Tiene tendencia a darse por vendida fácilmente pues su turbación ante la dificultad le impide evaluar los sucesos con objetividad, desarrollando rápidamente una escalada emocional.

¿Tiene tratamiento?

Por supuesto! La inestabilidad emocional tiene cura. La técnica psicoterapéutica de diferentes escuelas tiene buenas propuestas para abordar un tratamiento eficaz. Desde el aprendizaje de gestión emocional hasta el análisis de su origen. En Tiempo Terapéutico trabajamos en la interpretación del mensaje de las emociones y en la valoración de las reacciones. Para ello, tratamos a cada persona como única e irrepetible por lo tanto su proceso será peculiar y de acuerdo a las características y potenciales con que cuente.
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Imagen cedida por la artista Angie Ravelo.

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La transferencia en el contexto online

Tiempo Terapéutico online

En principio, la transferencia es un fenómeno universal  de la vida cotidiana con cualquier persona con la que nos relacionamos. Consistiría en el desplazamiento de emociones y conductas que originariamente  se experimentaron en relación a personas significativas de la infancia.

La transferencia  también es la herramienta o condición necesaria para conducir un proceso terapéutico de orientación  psicodinámica o psicoanalítica. Se la considera como una función psíquica por la cual  el paciente «trasnfiere»  de modo inconsciente en la persona del terapeuta, esos sentimientos, expectativas  y  deseos reprimidos infantiles ya  que en su vida actual cobran vigencia en la relación con el mundo y con  los demás.

La labor terapéutica trata de  vencer las resistencias del paciente para que aquello «reprimido»  sea identificado y aceptado de tal manera que se produzca el cambio psíquico que le dará a su vida una mayor calidad.

Se debate mucho si en la práctica de la psicoterapia a través de videoconferencia es posible que la transferencia que se ha descrito desde siempre en su forma presencial,  pueda darse de la misma manera en la modalidad online  con el fin de “cumplir su función”.

Los  cerca de tres años, es decir el tiempo que venimos llevando a cabo psicoterapias a través de videoconferencias en la consulta “Tiempo Terapéutico”, nos dan la respuesta. La experiencia ha sido vital para esclarecer dudas y disolver las resistencias iniciales. Podemos afirmar que si bien el espacio o escenario en el que se lleva a cabo la terapia es virtual, la relación que se establece entre paciente y terapeuta es real. La transferencia al no ser un fenómeno físico sino psíquico se patentiza en la calidad del contacto y el trabajo de intercambio que se puede alcanzar.Terapia por videoconferencia

Por otro lado tenemos en cuenta que en ambas modalidades (presencial y online) intervienen la palabra, la audición y el contacto visual, es decir suficientes aspectos para generar una relación interpersonal de carácter profundo y que si se opera desde un encuadre profesional y ético las probabilidades de lograr el objetivo terapéutico es bastante similar.

No ignoramos que al tratarse de una modalidad relativamente nueva, necesita afianzarse a través de estudios de correlación, investigación o revisión casuística además de un establecimiento de normativas  deontológicas que regulen su práctica.

Finalmente, en cuanto al tipo de problema que se puede abordar online, probablemente no sean todos lo casos. Hay que tener en cuenta el tipo de demanda o problemática que presenta el  consultante;  evaluar si existen ventajas y  hacer un pronóstico de lo favorable o adverso que puede resultar.

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¿Cómo es un “proceso terapéutico”?

convientofrescoEl punto de partida del proceso terapéutico es la solicitud de ayuda de una persona aquejada de un malestar psicológico. La búsqueda y elección del terapeuta es el segundo paso, lo que permitirá iniciar la terapia.

La relación que se establece entre el paciente y el terapeuta en base a la confianza, respeto y empatía será el “instrumento subjetivo” que representa el vínculo entre ambos, y que permitirá que el paciente pueda expresar los afectos penosos que le tienen sumido en el malestar.

Gradualmente, gracias a dos fenómenos psíquicos, a la «transferencia» (actualización y desplazamiento de los deseos inconscientes infantiles hacia la figura del terapeuta) y a la «contratransferencia» (sentimientos, pensamientos y actitudes que van surgiendo en el terapeuta a partir de la interacción con el paciente), sumados a la «acción terapéutica» de la técnica de intervención, el paciente irá comprendiendo la lógica causal que domina su comportamiento y sentimientos.

En el siguiente paso el paciente irá reconociendo sus estados mentales, sus deseos e intencionalidad. La técnica interpretativa que utiliza el terapeuta, pretende aportarle al paciente ciertos contenidos de carácter ambivalente, es decir que, a la vez que los evita, los expresa. Llegando a tomar conciencia o comprensión de ello, es decir surge el «insigth».

Finalmente, para que el cambio se produzca, es determinante una comunicación de respeto, empatía y confianza, factores de la relación que el terapeuta logrará mantener a fin que el vínculo sea capaz de contener los sentimientos y pensamientos amenazadores del paciente y permitirle de esta manera, desarrollar seguridad y autoconocimiento.

Se trata de una experiencia emocional compartida por ambos, paciente y terapeuta; la interactividad es la que permitirá la movilización de cambios en la estructura psíquica que a su vez permitirán la superación de los síntomas.

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